Los gobiernos no escuchan a la academia. ¿Cómo cambiar eso?

Hacer a los académicos más fácil de encontrar, entrenamiento para la vinculación y medios para el financiamiento de una creación de política pública más vinculada a la academia.

Un parlamento en un país que parece civilizado
Photo by Marco Oriolesi / Unsplash

Si ponemos en una gráfica el desarrollo tecnológico medido por el número de patentes y lo comparamos con el crecimiento económico per capita de un país podemos encontrar una clara relación entre la innovación y la prosperidad económica.

Un gráfico de dispersión con el logaritmo de las patentes contra el logaritmo del PIB
La innovación tiene una relación positiva con el crecimiento económico

Si bien existen muchos otros factores en juego, es imposible negar que la innovación es la única manera en que los países aseguran crecimiento económico de manera sostenida. En los países desarrollados esto se sabe de sobra y por eso se destinan grandes recursos a las universidades de investigación.

Sin embargo, la falta de vinculación entre la academia y los sectores público y privado es un problema que tiene ya muchos años y que no ha encontrado una solución definitiva. El problema no es único en la creación de política pública, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia (Conacyt) ha implementado al menos dos diferentes programas (EFIDT y PEI) con la intención de crear proyectos vinculados entre empresas, gobierno y academia.

¿Cómo puede trabajar la academia con el gobierno?

El Institute for Government creó un reporte con lineamientos generales que pueden orientarnos en cinco diferentes acciones que puede tomar desde el lado de las universidades para lograr sinergia entre la academia y los gobiernos.

Hacer a los académicos fácil de encontrar

Imagina que eres un presidente municipal (aplica también si eres un gobernador o diputado) recién electo. Sabes que la academia está llena de ideas y soluciones increíbles para lograr un verdadero impacto positivo en la sociedad. Digamos que te quieres acercar a tu Universidad local para pedir apoyo y te encuentras con el primer problema: “¿A quién le marco?”.

En ocasiones nos sorprende lo poco informados que parecen algunos políticos al presentar una propuesta de política pública. Pero, ¿realmente es tan sorprendente? si nos ponemos en sus zapatos, no siempre es obvio a quién se debe marcar para encontrar soluciones a un problema particular. Incluso si se tienen muy buenas intenciones, en el mejor de los casos acercarse a la academia con esas intenciones parece una pérdida de tiempo.

En ocasiones, alguno de los expertos en las facultades o departamentos resultan ser más ruidosos. Pero no siempre los más ruidosos son la mejor opción para la resolución de un problema particular.

En esta área en particular se recomienda asegurarse de que la investigación y experiencia de los investigadores sea fácil de acceder en línea para los creadores de política pública. También es importante invertir en herramientas que ayuden a hacer matching entre los creadores de política pública y los investigadores, usando las herramientas de reporte existente (si se trata de un sistema que requiere subir más reportes a una plataforma, es una medida destinada al fracaso y un desperdicio de recursos desde el inicio).

Entrenar a los académicos para la vinculación en la política pública

Los investigadores son expertos en un área y normalmente entienden las implicaciones de las políticas públicas, pero aún con esto necesitan entrenamiento especial si se desea que participen activamente en la creación, diseño, defensa y evaluación de las mismas.

Una solución a este problema es con programas de entrenamiento de origen conjunto entre la academia y los gobiernos para participar en política pública. Para garantizar su aprovechamiento, estos programas pueden ser acompañados de mentorías de académicos y creadores de políticas públicas más experimentados con financiamiento asegurado.

Estos programas tienen como beneficio adicional la participación de alumnos desde un inicio y su involucramiento y vinculación con el sector.

Financiamiento de la vinculación

No debemos de ser tímidos respecto al financiamiento cuando se habla de política pública: si queremos que algo funcione, es necesario dedicarle recursos. Este caso no es la excepción: mantener una vinculación estable entre la universidad y los actores de gobierno requiere personal dedicado a la vinculación: alguien que levante el teléfono ante los creadores de política pública, identifique sus necesidades y los vincule con el experto que les puede ayudar.

También es necesario dedicar recursos a “cazar” convocatorias y oportunidades de financiamiento para proyectos de investigación que ayuden a crear una maquinaria eficiente de política pública que pueda mantenerse a largo plazo.

Un tercer objetivo del financiamiento es recompensar la vinculación de los académicos con la creación de políticas públicas. Sería demasiado ingenuo pensar que los esfuerzos que implican la vinculación se pueden sostener sin hacer cambios en los incentivos de los investigadores.

Los incentivos se pueden ver reflejados en recursos para investigación o en apoyo administrativo que puede resultar muy valioso y compatible con otros organismos a los que responde el investigador.

Finalmente, es Importante que todas estas medidas se evalúen constantemente y se defina su rumbo en función de los resultados observados.

¿Que puede hacer un gobierno para trabajar mejor con la academia?

Los gobiernos también juegan un papel muy importante en la creación de incentivos para la constante vinculación entre la academia y los tomadores de decisiones. Sin una relación de confianza con la academia, directivos y gobernantes tienen menos posibilidades de escuchar activamente a consejos útiles sobre política pública.

Enlaces reglamentados para sobrevivir a la política

Es claro que las decisiones de política pública no pueden separarse de la política y el ánimo de los electores. Sin embargo, esto no significa que estas no puedan darse con la participación activa de expertos en el área. Para que las relaciones entre la academia y el gobierno sobrevivan a los caprichos de la política es necesario que se de por medio de vínculos que trasciendan periodos de gestión.

Esto se puede lograr por medio de la reglamentación misma de los programas en todos los niveles. Por ejemplo, podríamos incluir como requisito la inclusión de académicos y expertos en un tema cuando este sea de impacto relevante a la sociedad, tras la iniciativa de cualquiera de los tres poderes. Esta reglamentación trascendería sexenios y permitiría un diálogo constante y abierto entre la academia y los gobiernos.

Estos enlaces también pueden tomar la forma de convocatorias, pero estas tienen más probabilidad de ser canceladas por motivos políticos.


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