La industria automotriz está cambiando rápidamente. Por un lado están los vehículos eléctricos, su promesa y los compromisos que los países y las empresas han hecho de que todos los autos nuevos sean de cero emisiones para una fecha determinada. Por otro lado, por primera vez en los casi noventa años de historia que tiene, el sindicato de trabajadores de la industria automotriz en Estados Unidos (UAW, por sus siglas en inglés) se ha declarado en huelga en las tres empresas grandes de Detroit: General Motors, Ford Motor y Stellantis, la empresa dueña de Chrysler. Comencemos por la huelga, porque parte de su origen está en lo primero.
La huelga automotriz
La huelga comenzó el 15 de Septiembre (2023) y tiene paradas tres plantas en Michigan, Ohio y Missouri, así como 38 distribuidoras de partes. Son cerca de 18,300 miembros los que están en huelga, exigiendo un aumento salarial de 40%. La huelga está hasta el momento afectando sólo algunos modelos de auto, pero podría prolongarse y tener efectos en los consumidores y en la economía estadounidense.
¿Cuáles son los puntos clave para entender el conflicto y una posible resolución? El contrato que la UAW pactó en 2007 congelaba los salarios base de los trabajadores. Cómo la inflación ha causado un aumento en los precios, los salarios valen ahora 20% menos en promedio, de acuerdo a datos del Buró de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. Esto viene a la par con la demanda de restitución de los ajustes al costo de vida, uno de los beneficios que tenían los trabajadores y que perdieron tras los ajustes hechos durante la crisis de 2008.
Finalmente, un aspecto clave tiene que ver con los autos eléctricos. La industria está cambiando y en las próximas décadas veremos únicamente autos eléctricos en venta en las agencias. Una de las demandas de los trabajadores es seguridad laboral durante el proceso de transición, en particular aquellos que trabajan en la fabricación de motores y transmisiones, pues los autos eléctricos requieren otro tipo de motores y baterías.
Para las empresas, cambiar sus autos de combustión interna a autos eléctricos es una transición sumamente compleja. Las redes de comercio internacional que se han tejido por años, donde los proveedores de los diferentes bienes y servicios que se necesitan para fabricar autos. Por eso el tema es complejo: las empresas necesitan flexibilidad para cerrar y mover operaciones en donde se requiera para cumplir sus objetivos.
No está claro de si existe una respuesta sencilla a este dilema. Por el momento, parece que se está llegando a un acuerdoque permitirá reabrir las plantas, terminar las huelgas y abrirá la posibilidad de incluir a los trabajadores en la creación de las plantas de baterías.
¿Y los autónomos para cuándo?
Hace ya casi diez años, Google lanzó un prototipo de vehículo autónomo. Era un vehículo pequeño con una pantalla en el techo que se movía en los caminos dentro de las instalaciones de la empresa. Google es uno de los líderes en inteligencia artificial, y su proyecto era una forma de mostrar la capacidad de sus modelos de visión por computadora. Este tipo de modelos se entrenan con los captchas donde tienes que seleccionar imágenes que contienen una bicicleta (por ejemplo) para demostrar que eres un humano.
El truco es que no sólo estás demostrando que no eres un robot, también le estás enseñando a la inteligencia artificial a navegar.
Pero se necesita mucho más que el procesamiento de imágenes para hacer que un auto sepa navegar. Todo latinoamericano que se respeta sabe que un auto de esos no sobreviviría en su ciudad. Primero es pasar los obstáculos, los baches, las personas y los perros. Luego está el reto de que no se los roben. Es evidente que los vehículos autónomos podrían sobrevivir en las calles de San Francisco, pero no en las de nuestro rancho.
Se han hecho propuestas para gozar de los beneficios de los vehículos autónomos. En Estados Unidos se han hecho carriles exclusivos para que los camiones de carga puedan recorrer sin conductores. Pero esta no es una propuesta escalable: requeriría de mucha infraestructura y espacio hacer que todos los caminos tengan un carril exclusivo para los vehículos autónomos. Además, ¿que no resuelven ese problema más o menos los trenes?
Más recientemente, Tesla ha estado impulsando mucho los vehículos totalmente autónomos. La compañía de Elon Musk, the Boring Company, hizo un circuito subterráneo para “solucionar el problema del tráfico en la ciudad” (sic.). En este circuito, los vehículos autónomos podrían pasar sin problemas ni obstáculos. Nuevamente, creo que este problema estaba ya resuelto con los trenes, pero dejemos que el tiempo lo resuelva. Hablo un poco sobre otras alternativas para solucionar el tráfico en este post.
Los vehículos autónomos y el trolley problem
Como vimos arriba, todas las automotrices en el mundo se están sumando al compromiso de hacer vehículos eléctricos, por lo que este dejará de ser un aspecto importante para diferenciar a Tesla de su competencia. Por este motivo, el siguiente paso de la compañía es la autonomía.
Parece algo futurista, pero la realidad es que los autos ya son cada vez más autónomos, sólo que no nos hemos percatado de ello. Los modelos modernos tienen sistemas de seguridad que se activan para hacer más fácil y más seguro conducir. Muy seguramente los vehículos autónomos se verán diferente a lo que nos imaginamos el día de hoy.
Un problema importante que tienen que resolver está en el terreno de la ética y de las leyes. Recientemente Tesla acaba de enfrentar un juicio a partir de un accidente fatal que amenazaba convertirse en un class action, o juicio masivo. La pregunta que el juicio planteaba es ¿Tesla está haciendo publicidad falsa sobre las capacidades de su inteligencia artificial?
Hay varios detalles en juego: Tesla quiere decir al público que tiene capacidades de manejarse con total autonomía. Pero hacerlo lo convierte en responsable del accidente, donde el sistema automático sacó al auto de la carretera en Los Angeles a 105 km/h, se estrelló contra una palma y agarró fuego en cuestión de segundos. El accidente pasó en 2019 y mató a su pasajero, dejando a dos gravemente heridos.
Los vehículos autónomos despiertan dilemas éticos que no tienen soluciones sencillas. ¿Qué pasaría si vas en el auto y estás a punto de atropellar a tres personas? Digamos que el carro podría desviarse, salirse de la carretera pero en el proceso te mata a ti, el pasajero?
Este es un dilema clásico de la filosofía: el trolley problem. En el problema clásico se trata de unas vías del tren donde puedes salvar a un grupo de personas cambiando de carril a donde sólo atropellas a una. Pero ahora se trata de programar un auto para que tome este tipo de decisiones.
El tema es aún más complejo en la vida real. No es muy fácil vender un auto que tiene programado matarte si las cosas se ponen complicadas, pero si estuviera programado para salvar al pasajero a toda costa ¿por qué la vida de quien viene adentro debería ser más valiosa que quienes están fuera del auto?
Y si quieres agregar un nivel de complejidad, pensemos en lo que los seguros tienen que decir al respecto. ¿De quien sería la responsabilidad de un accidente de este tipo? ¿Del conductor? ¿De la empresa que programó el auto? ¿De quienes estaban en el camino?
En el caso que sea, te doy la bienvenida a este nuevo mundo. Los automóviles se adoptaron extremadamente rápido en el siglo XX, ahora nos tocará a nosotros ver lo que nos trae esta nueva transición en nuestra forma de movernos.