41.9 años.
Los emprendedores exitosos están en edades mediana, no son jóvenes en sus 20s.
Ese es el resultado de un estudio hecho con información de casi tres millones de emprendedores en Estados Unidos entre 2007 y 2014. Esta es la edad de los emprendedores que fundaron compañías que contrataron al menos un empleado. Pero las empresas de mayor crecimiento tenían fundadores de 45 años.
La historia del emprendedor joven que la rompe es cautivadora, pero es sólo eso: una historia.
Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Sam Altman. Son el arquetipo del joven emprendedor que tiene una idea que cambia el mundo. Pero si lo que quieres es aplicar lo que aprendes a tu vida, no debes prestar a las historias.
Tienes que prestar atención a los datos.
El mito del emprendedor
El mito del emprendedor joven se sostiene en la rebeldía.
Se supone que el emprendedor joven viene con ideas que rompen con la tradición. Que los viejos se aferran a modelos decadentes y sólo los jóvenes pueden diseñar el futuro.
El fundador de la aceleradora Y-Combinator, Paul Graham, solía decir que “32 es la edad límite en la cabeza de los inversionistas. Después de 32, comienzan a ser escépticos”.
Pero eso sólo es verdad cuando la hipótesis viene respaldada con datos reales.
Mark Zuckerberg creó Facebook no porque a nadie de mediana edad se le ocurrió una red social. Lo hizo porque su hipótesis era correcta y tuvo una oportunidad excepcional que supo aprovechar.
Los casos excepcionales no son buenos para aplicarlos a nuestra vida.
No usarías la película de Jumanji como guía para sobrevivir en la selva. ¿Por qué usamos a Steve Jobs entonces como ejemplo de emprendedor?
Lo que tenemos que usar es lo que la ciencia nos muestra que funciona en promedio.
Amalgama entre experiencia y juventud
El predictor más grande de éxito en un negocio es la experiencia en el sector.
La operación, el marketing y las finanzas de una empresa requieren experiencia. No es sino hasta cierta edad que comienzas a identificar a actores clave de la industria y que los aspectos más complejos del negocio se vuelven claros.
Esta experiencia no se compra.
Punto para los cuarentones.