El año 2022 cerró de una manera muy entretenida. Primero Andrew Tate mandó un tweet dirigido a Greta Thunberg“presumiendo” sus 33 coches (ni idea de para qué). Greta le dio una respuesta irónica, lo que hizo que Tate se enojara y mandara un video por Twitter que reveló su ubicación en Rumania, llevándolo a su arresto.
La situación es un tanto chusca. Incluso hay quien dice que Tate se fue sobre la activista porque alguien le mandó un mensaje de que GRETA va sobre ti (GRETA eran las siglas de la agencia contra la trata que estuvo detrás de su arresto).
Pero más allá de lo superficial, tenemos que pensar en masculinidades. En platzi hay un curso genial sobre masculinidades positivas que te va a cambiar el panorama sobre la caja de la masculinidad y la forma en que el machismo opera y nos afecta tanto a hombres como a mujeres.
¿Por qué pensar en masculinidades? Porque el machismo también tiene efectos en la economía. Conoce aquí cuatro formas en las que esto sucede.
¿Quieres hacer crecer la economía? Prueba tumbar el patriarcado
El invento que cambió por completo la historia de la humanidad fue sin duda el arado. El arado nos llevó de una sociedad de cazadores-recolectores a la sociedad de la agricultura.
Pero la era agrícola tal vez fue la mayor estafa de la humanidad. Si bien nos permitió hacer crecer nuestra población y establecer grandes ciudades, fue con la agricultura que cambió la estructura de la sociedad y las familias.
Cuando antes las actividades de caza y recolección eran compartidas, las familias vivían en espacios compartidos (también las mujeres cazaban mamuts). Pero en cuanto se volvió importante el espacio que ocupa un terreno, se le dió más importancia a quién se heredan las tierras. También al ser el hombre quien era más apto para el trabajo del campo, fue cuando “la mujer a la casa y el hombre al campo” era óptimo.
En la era industrial la estructura se mantuvo en parte como una norma social, pero en el siglo XX hubieron diversos cambios e inventos que lograron que esto cambiara. Uno que me parece importante es la píldora anticonceptiva. En los años 70s se incrementó el número de graduadas de la universidad en los Estados Unidos y en otras partes del mundo. ¿La razón? La píldora anticonceptiva se volvió más accesible para las mujeres, lo que les dio más oportunidad de planear su vida.
De los países “avanzados” que tardaron más en aprobar la píldora está Japón. Pero cuando su economía se estancó, una de las claves para liberar un enorme potencial de fuerza de trabajo fue permitir que las mujeres se incorporaran al mercado laboral con medidas fiscales y de redes de cuidados.
Cuando las mujeres se incorporan al mercado laboral con mejores oportunidades, la economía crece.
Los hombres también podemos cuidar
Todos necesitamos cuidados en algún momento de nuestras vidas. Pero una parte desproporcionada de las tareas de cuidados caen en las manos de las mujeres. Alrededor de 606 millones de mujeres en el mundo no se consideran disponibles para el mercado laboral o no están buscando activamente trabajo por realizar trabajos de cuidados no remuneradas.
No hay nada que haga a los cuidados una actividad femenina. Requirió de un esfuerzo enorme por parte de Florence Nightingale hacer que emplearan a las mujeres como enfermeras. Los hombres también podemos y debemos incorporarnos a las actividades de cuidados.
Las licencias parentales a hombres para que dediquen tiempo a los cuidados de los niños son una de las propuestas más populares en la actualidad. Los resultados de esta medida han sido mixtos: si bien estos permisos si aumentan el tiempo que los hombres dedican a los cuidados, en ocasiones los mismos estereotipos de la caja de la masculinidad evitan que más hombres tomen esta opción.
Alcoholismo y resultados económicos
Por si fuera poco, está el alcohol. El alcohol interfiere con el desarrollo de los adolescentes, genera problemas de salud, interfiere con la productividad, competitividad y exacerba las desigualdades sociales. Y uno de los motores que impulsan el alcoholismo es el machismo.
De acuerdo a un estudio hecho en Reino Unido, Estados Unidos y México, los comportamientos de riesgo (incluido el abuso del alcohol) son uno de los pilares de la llamada caja de la masculinidad. La caja de la masculinidad se refiere a aquellas cosas que se supone “debe ser un hombre” de acuerdo a la masculinidad hegemónica (que sólo vive en nuestras cabezas).
Estar dentro de la caja de la masculinidad lleva a conductas de riesgo mayores derivadas de la presión social. El estudio sólo la relaciona con los accidentes de tráfico, pero el alcohol puede llevar a problemas no sólo para quien lo consume, sino también para las personas a su alrededor.
Se estima que los costos económicos del alcohol representan de un 0.6% a un 2% del PIB global. Hay otros estudios que calculan los costos hasta en un 5.44% del PIB Global. Los principales costos vienen por los problemas a la salud que conlleva, por la violencia y el crimen que genera y por desempleo. Una gran parte de los costos sociales que el alcohol genera vienen de las hospitalizaciones y costos adicionales en policías.
Diversidad en la fuerza de trabajo
Los equipos diversos son equipos más productivos, con mayores niveles de creatividad y de satisfacción. El machismo no sólo bloquea el acceso de las mujeres al trabajo, cuando las deja entrar suele ser con menores ingresos y con menos oportunidades para ascender.
En ocasiones las causas son muy sutiles. Por ejemplo, la expectativas en una oficina de que los empleados atiendan reuniones en ciertos horarios pueden excluir de maneras sutiles a las mujeres cuando tienen labores de cuidados.
En otras ocasiones las exclusiones pueden ser más explícitas. La normalización de la homofobia segrega a miembros de la comunidad LGBT+ y los aleja de oportunidades para aportar a las empresas y a la comunidad.