Cada decisión que tomamos tiene un costo de oportunidad. El costo de oportunidad es el valor de la mejor alternativa a la decisión que hemos tomado.
Por ejemplo, imagina que estás buscando empleo y te han aceptado para un puesto en una empresa y comienzas el Lunes. El sueldo es bueno y tiene compesaciones decentes.
Ahora considera que una segunda empresa te ofrece trabajar por un 15% menos sueldo, pero tiene flexibilidad de horario y opción a home-office. ¿Lo aceptas?
Si tu respuesta es si, entonces ese 15% de sueldo es parte de tu costo de oportunidad por tomar el trabajo con home-office.
Todo tiene costo de oportunidad
Todas las decisiones que tomas tienen un costo de oportunidad. Si hoy decides dedicar una hora a estudiar, esta hora tiene como costo de oportunidad adicional aquello a lo que estás renunciando por tomar esa hora. Tal vez pudieras estar trabajando y ganando dinero, o tal vez podrías estar descansando.
El descanso también tiene un costo de oportunidad. Cuando decidimos pasar la tarde jugando videojuegos, tenemos un costo de oportunidad. Si durante ese tiempo pudiéramos estar ganando dinero, eso que ganaríamos es nuestro costo de oportunidad.
Eso no quiere decir que tenemos que estar trabajando en lugar de jugar videojuegos. El costo de oportunidad no sirve por si mismo para dar una guía de lo que debemos hacer o no. Sólo es una herramienta útil para asignar valor a todo lo que hacemos.
Usa el costo de oportunidad para poner precio a tu trabajo
Imagina que eres un freelancer que realiza trabajos por encargo. Uno de los problemas más comunes cuando se empieza a hacer trabajo freelance es decidir cuánto debería cobrar.
El problema se simplifica mucho si lo vemos en términos de costo de oportunidad. Cuando piensas de esta manera sólo tienes que calcular cuántas horas te tomaría hacer un determinado proyecto y multiplicarlo por tu costo de oportunidad: ¿Cuánto estarías ganando por esa hora en tu segunda mejor opción?