¿Por qué los niños japoneses pueden ir solos a la escuela?

Cultura de comunidad y cuidados, bajas tasas de crimen y un diseño de las calles pensadas en ellos y no los automóviles.

Estilo anime.
Caminando sola en Japón

Hay un nuevo show en Netflix. Es un reality show japonés que muestra a niños pequeños haciendo encargos en la ciudad. En el primer episodio muestran a un niño que sale de la casa y debe ir al supermercado a hacer compras. La mamá le da las instrucciones y el niño sale de la casa y atraviesa las calles, hace las compras y regresa con ellas sano y salvo a casa.

Uno de los comentarios más comunes sobre esta serie en Estados Unidos es que "si mandas un niño a hacer eso aquí, el niño no regresa". Y es que las calles de este lado del oceano no están diseñadas para ser seguras para que un niño pueda cruzar sólo, hacer mandados o simplemente ir a la escuela por su cuenta. De hecho, dejar a los niños jugar solos en el jardín afuera de tu casa puede hacerte acreedor a multas o una demanda penal por negligencia.

¿Cuál es el secreto de Japón?

En Japón, es común ver a los niños caminar solos a la escuela, subir al autobus y entrar al metro por su cuenta. Esto es posible gracias a que en la cultura japonesa hay un gran sentido de comunidad y de cuidados, una de las tasas de crimen más bajas del mundo y un diseño de las calles orientado a que esto sea posible.

En Estados Unidos o Canadá, las ciudades suelen dividirse en zonas. Tienes la zona comercial separada de la zona residencial. El resultado es que para llegar a cualquier lugar, sea necesario salir en auto.

Esto no pasa en Japón, donde generalmente hay una mezcla en la que una misma calle tiene casas y pequeños negocios dispersos entre ellas. Esto permite que haya diferentes puntos a los que llegar en una misma calle, haciendo que caminar sea más lógico que andar en auto.

Una calle limpia y sin autos
Las calles de japón están orientadas al peatón

Por supuesto, en Ciudad de México también hay una mezcla entre casas y negocios que no llevó al mismo resultado. Y es que en Japón las calles acabaron siendo más angostas porque jamás se popularizó el uso de las carretas de carga a caballo, como en los Estados Unidos. Esto llevó a que las calles jamás necesitaran ser tan amplias antes de la llegada del automóvil.

La cultura y las dinámicas alrededor del traslado de los niños a la escuela juegan también un factor importante. Los niños japoneses saben que pueden ir a la escuela y las personas a su alrededor saben que es su deber ayudar a los niños a que lleguen a su destino como si fueran ellos mismos. Los niños a su vez, saben que cuentan con los adultos en su camino para llegar a su destino.

Un mundo sin autos

Hay muchas ciudades en Latinoamérica cuyas calles también son angostas y que no les hace falta sentido de comunidad. En realidad creo que hay ciudades que si tan solo dejaran de voltear a ver a Estados Unidos como el único ejemplo a seguir, podrían obtener una gran ventaja de hacer sus calles más caminables.

Como dijo chicharito: imaginemos cosas chingonas. Estamos en un momento ideal de replantear los diseños de nuestras ciudades para hacerlas más transitables a pie y en bicicleta. El centro en ciudades como Durango, Zacatecas o San Luis ya tiene calles angostas, una mezcla entre casas y negocios y una gran comunidad. Irónicamente, son ciudades con altos niveles de obesidad, cuando hay estudios que confirman que ese trayecto a la escuela caminando podría ser una gran forma de prevenir problemas como obesidad y diabetes.


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