Hechizos, Maldiciones, Brujas y Cerveza

La industria de la cerveza era el monopolio de las mujeres. Las verdaderas brujas eran en realidad cerveceras.

Hechizos, Maldiciones, Brujas y Cerveza

En Europa medieval, los musulmanes y las mujeres eran acusados de brujería porque tenían un poder sobre una fuerza invisible. Una fuerza que cobró la vida de 200 millones de personas y que parecía no afectarles. Les mandaron a la hoguera, pero la ciencia les dio la razón.

Un ritual de protección

Parte de los rituales del islam consiste en lavarse las manos, la cara, la cabeza y los pies. Es un ritual de purificación espiritual que tenía como efecto secundario la prevención de enfermedades.

Como bien sabemos en la actualidad, las bacterias y los virus se transmiten de persona a persona. Alguien contaminado se toca la cara, llenando su mano de gérmenes que luego transmite a las personas que saluda. Pero esa transmisión no se lleva a cabo si la persona que recibe los gérmenes los elimina primero.

En Europa en la era medieval no era común lavarse las manos. No es que hubiera algo en contra, simplemente tener una fuente de agua sólo para lavarse requería recursos y no era prioritario. Por eso cuando llegaba alguna epidemia, resultaba un poco sospechoso que todos murieran, menos los musulmanes.

Las acusaciones de enfermedades entre grupos étnicos es común en la historia. Durante la peste bubónica, los judíos fueron a quienes se les usó de chivo expiatorio, al igual que Donald Trump acusó a China por la pandemia de COVID-19. Pero el grupo que recibió más culpas por las calamidades de la época medieval fueron las mujeres.

Las brujas y la cerveza

La cerveza es la fuente de la vida. Cuando Mesopotamia comenzó a hacer cerveza, marcó el inicio de la civilización. La cerveza era fuente de agua libre de contaminantes, lo que permitió a la población crecer y con ello la creación de ciudades con economías más complejas.

En una sociedad agrícola, la elaboración de la cerveza era una tarea casi exclusivamente hecha por mujeres. Así fue por muchos años en toda Europa del norte: las mujeres tenían un monopolio de la elaboración de cerveza en la Escandinavia Vikinga. Esta tendencia bajó conforme el feudalismo reestructuró la sociedad en la Edad Media.

Pero el negocio se comenzó a volver peligroso cuando los hombres comenzaron a tomar interés en el negocio y comenzó la persecución contra mujeres sospechosas de brujería.

La imagen de las brujas

Las elaboradoras de cerveza tenían una forma peculiar de anunciarse. Los sombreros altos les ayudaban a distinguirse. Cuando un brebaje estaba listo en sus calderos, colgaban escobas en la puerta. Los Gatos eran una necesidad: se encargaban de evitar que los ratones consumieran el grano.

Madre Loise. Cervecera de Ale en Oxford en los 1600. Fuente: Wikicommons, imagen original: David Loggan.

Llegando la reforma, se establecieron normas de género más estrictas y se condenó la brujería. Los hombres cerveceros vieron la oportunidad de acaparar el mercado. Acusaron a las cerveceras de brujas, que usaban sus calderos para hacer pociones mágicas.

Desafortunadamente, el rumor se esparció. El malleus maleficarum, una guía para identificar y atrapar brujas, se convirtió en un texto de importancia y las condiciones económicas dieron pie para buscar un chivo expiatorio. Las mujeres viudas y pobres solían ser acusadas de brujería cuando las cosechas eran bajas y la imagen de las cerveceras se volvió la imagen clásica de la bruja hasta la fecha.

La verdadera historia de las Brujas
Cuando el invierno era duro, las ejecuciones por brujería aumentaban. La mayor parte mujeres, pobres y viudas: las usaron de chivo expiatorio.

La peste bubónica no hizo más que incrementar las sospechas de las cerveceras como brujas. Los gatos que tenían mantenían a raya a las ratas, que después descubriríamos eran las verdaderas responsables de que la enfermedad.

Al igual que los musulmanes que vimos anteriormente, el hecho de que parecían ser inmunes a la enfermedad que a todo mundo aquejaba las volvió blanco fácil para ser chicos expiatorios y acusarlas de brujería.

Pero este no era el único mecanismo que hubo para sacar a las mujeres de este lucrativo negocio. Muchos hombres no creían que las cerveceras eran brujas, pero si creían que las mujeres no debían dedicar tiempo a la preparación de cerveza y no dedicarlo a la casa y el cuidado de los niños.

En los años 1500s se prohibió de manera explícita en muchos pueblos que las mujeres vendieran cerveza.

La cerveza sigue siendo de los hombres

La mala publicidad de las brujas funcionó. Al día de hoy, las diez empresas cerveceras del mundo son lideradas por hombres y tienen mayoría de hombres en sus mesas directivas. La cerveza también se asocia hoy en día con la masculinidad, con estudios llamando a los anuncios de cerveza “manuales de masculinidad”.

No es necesario que esto sea así. Después de todo, por la mayor parte de la historia la cerveza era un negocio de mujeres. Con nuevos cambios en la sociedad, podría serlo de nuevo.


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