Contaminando para salvar el mundo

Estábamos enfriando el planeta sin darnos cuenta. Dejamos de hacerlo y la crisis climática es peor de lo que imaginábamos.

Contaminando para salvar el mundo

El mundo científico está vuelto loco sobre los superconductores, pero probablemente lo que debería ser la historia de ciencia más importante tiene que ver con el transporte de mercancías.

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Al parecer, hemos estado enfriando el planeta por décadas sin darnos cuenta. De pronto, hicimos cambios y dejamos de hacerlo y nos dimos cuenta de que la crisis climática es tal vez peor de lo que nos imaginábamos.

Esta es una historia acerca de efectos que van contra nuestra intuición, y una solución (o paliativo) en contra del cambio climático.

📦 Cultivado en Argentina y empacado en Tailandia

Casi todo lo que compramos pasa por una cadena de valor que depende de la intervención de múltiples países para que se logre. A veces esa interacción no es nada intuitiva: nos imaginamos que debería ser más eficiente empacar la fruta en el mismo lugar que se cultivó, pero en la realidad nos encontramos con situaciones curiosas. Por ejemplo, estas peras se cultivaron en Argentina, se llevaron a Tailandia a ser empacadas para venderse en Estados Unidos.

Peras cosechaadas en Argentina y empacadas en Tailandia (y vendidas en EEUU)
Parece de locos pensar que esto es lo más eficiente

Parece una locura, pero gracias al poder de las ventajas comparativas es mas fácil y barato mandar los productos del otro lado del mundo para crearlo. La mayor parte de lo que compramos ha pasado por un proceso donde sus elementos fueron hechos en diferentes lugares del planeta.

Algo parecido notó Milton Friedman en su famoso video sobre la cadena de valor de un lápiz, el grafito, la madera, la goma, todo puede venir de diferentes lugares del mundo. Y hacerlo de esa manera hace que cueste tan sólo unos cuantos pesos, a diferencia de si nosotros mismos lo intentáramos hacer.

Hay algo interesante además relacionado con la energía que tampoco es fácil de intuir: transportar las cosas de un lugar al otro del mundo no hace que contaminemos mas. Es más, en algunos casos esta logística compleja de transportes hace que contaminemos menos.

Considera la gráfica de abajo. El área en rojo es lo que representa el transporte a las emisiones de gases de efecto invernadero de diferentes industrias. En casi todos los casos, el transporte aporta muy poco a la contaminación.

Gráfico de barras
Las emisiones de efecto a lo largo de la cadena de suministro

Lo curioso es que el transporte marítimo no solamente no contribuye tanto como nos imaginamos al cambio climático. Es posible que además haya estado ayudando a reducirlo de manera accidental, hasta que paramos.

Geoingeniería accidental

Se le llama geoingeniería a las acciones que tomamos para modificar el clima. Es esa intersección entre conocimiento científico y coordinación entre países la que logra que tomemos acuerdos y cambiemos leyes para lograr hazañas como cerrar el hoyo en la capa de ozono.

Hay personas que no están de acuerdo con la idea de alterar el orden natural de nuestro ecosistema, pero la realidad es que de un modo u otro, siempre lo estaremos haciendo. En ocasiones de manera accidental.

En X (Twitter), Hank Green hizo un hilo en el que explica un pico bastante preocupante en la temperatura de los últimos años. El pico se debe a que los barcos dejaron de contaminar los mares con ácido sulfúrico.

Este año ha sido de verdad más caliente de lo normal

El ácido sulfúrico es una sustancia corrosiva que puede generar afectaciones graves a los ojos, los dientes, pulmones y la piel, el ácido sulfúrico es parte de los desechos que los barcos grandes dejan al cruzar el mar para llevar nuestros productos a casa. Las nubes que dejan a su paso es tan grande que se puede ver desde el espacio. Más aún, estas nubes han estado reflejando la luz solar, disminuyendo el efecto del calentamiento global.

Nubes y lineas blancas que son las rutas marítimas.
Las nubes de los barcos son tan grandes que se ven desde el cielo

Pero siendo una sustancia tan contaminante, en 2020 la Organización Marítima Internacional decidió emitir una prohibición del uso de estas sustancias, para reducir los niveles de acidificación del mar, a niveles que ya son preocupantes.

¿Podemos llenar el mar de nubes para combatir el cambio climático?

Hay una lección interesante aquí. La geoingeniería es un tema controversial para muchas personas, pero la hemos estado haciendo desde hace siglos, y este es un caso en que lo hicimos de manera exitosa, aunque por accidente.

La buena noticia es que no es necesario hacer nubes con ácido sulfúrico. Lo mismo que han hecho los barcos por décadas podríamos replicarlo dispersando agua de mar a la atmósfera con los mismo botes que hemos estado usando para contaminar. Esta podría ser una manera segura de bajar la temperatura y darnos un poco más de tiempo de llegar a las metas internacionales.


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