John Snow y la pandemia de cólera
Una historia sobre la inferencia causal que siempre me ha llamado la atención es la de John Snow y el brote de cólera en Londres en 1854.
Snow era un médico y epidemiólogo que usó inferencia causal para determinar la fuente del brote de cólera en una de las zonas más afectadas de la ciudad.
En ese momento, se creía que el cólera se propagaba a través del aire, pero Snow sospechó que la enfermedad podría estar relacionada con el agua.
La teoría del aire se conocía como miasma, que era una especie de “aire malo”. John Snow llegó a guardar a sus enfermos de cólera en bolsas de dormir para evitar que sus familias se contagiaran. Cuando estos intentos fallaban, aumentaron sus sospechas de que la transmisión no era por aire sino por agua.
Sus sospechas aumentaron cuando empezó a estudiar la relación de la enfermedad con las rutas comerciales. Empezó entonces a notar que los marineros que desembarcaban en Londres se enfermaban cuando había un brote de la enfermedad, pero los que se quedaban en sus barcos, dejaban la mercancía y se iban, no se enfermaban tanto.
Para probar su teoría, recogió datos sobre la ubicación de las personas que habían contraído el cólera y la fuente de agua que utilizaban en Londres.
Después de analizar los datos, descubrió que la mayoría de las personas que habían contraído el cólera estaban consumiendo agua de un pozo en particular que estaba contaminado con aguas residuales.
Este hallazgo fue crucial para entender cómo se propaga el cólera y para tomar medidas para controlar el brote.
Gracias a la inferencia causal de Snow, se pudo implementar un sistema de alcantarillado y tratamiento del agua para evitar futuros brotes de cólera en Londres. Esta historia muestra la importancia de la inferencia causal en la resolución de problemas en la salud pública.
Hay un detalle de un experimento natural en esta historia, pero ese lo contaremos en un post más adelante.
La relación entre el tabaco y el cáncer de pulmón
Te contaré otra historia sobre inferencia causal que también tiene que ver con la salud pública. Se trata de la historia de Austin Bradford Hill, un epidemiólogo británico que desarrolló un conjunto de principios para determinar si una relación entre dos variables es causal.
Estos principios, conocidos como los criterios de Hill, se basan en el análisis de la relación entre la exposición a un factor de riesgo y el desarrollo de una enfermedad.
Los criterios de Hill son importantes porque nos permiten determinar si una relación entre dos variables es causal, incluso si no es posible llevar a cabo un experimento controlado para probar la causalidad directamente.
Por ejemplo, supongamos que queremos determinar si el consumo de tabaco está relacionado con el desarrollo de cáncer de pulmón. No podemos llevar a cabo un experimento en el que dividamos a las personas al azar en dos grupos: uno que fume y otro que no fume, para ver cuál desarrolla cáncer de pulmón con mayor frecuencia.
En su lugar, podemos usar los criterios de Hill para analizar la relación entre el consumo de tabaco y el cáncer de pulmón en una población existente.
Si encontramos que la relación entre el consumo de tabaco y el cáncer de pulmón cumple con los criterios de Hill, podemos concluir que el consumo de tabaco es un factor causal de cáncer de pulmón.
Esto nos permite tomar medidas para reducir el consumo de tabaco y, en última instancia, prevenir el cáncer de pulmón. Como puedes ver, la inferencia causal es una herramienta importante para entender y abordar problemas de salud pública.
Cáncer de colon
Una tercera historia sobre inferencia causal que podría interesarte es la de John Bernard Walker, quien utilizó la inferencia causal para estudiar la relación entre la dieta y el cáncer. Walker, un epidemiólogo estadounidense, llevó a cabo un estudio en el que comparó la dieta de personas con cáncer de colon con la de personas sin cáncer de colon.
En su estudio, Walker encontró que las personas con cáncer de colon consumían una dieta rica en carne roja y grasas saturadas, en comparación con las personas sin cáncer de colon, que consumían una dieta más equilibrada con más frutas, verduras y grasas insaturadas.
Estos resultados sugieren una posible relación causal entre la dieta y el cáncer de colon, ya que las personas con una dieta rica en carne roja y grasas saturadas tenían un mayor riesgo de desarrollar cáncer de colon.
A partir de este estudio, Walker y otros investigadores han continuado investigando la relación entre la dieta y el cáncer, y han encontrado evidencia de que una dieta saludable puede reducir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.
De nuevo, esta historia muestra cómo la inferencia causal puede ser una herramienta valiosa para entender y abordar problemas de salud.
Un auto experimento de úlceras
La cereza en el pastel. Hay una historia interesante sobre la relación entre la inferencia causal y las úlceras.
Durante mucho tiempo, se creía que las úlceras se producían como resultado del estrés y la tensión emocional. Sin embargo, en 1984, dos médicos australianos, Barry Marshall y Robin Warren, sospecharon que las úlceras podrían estar relacionadas con una bacteria llamada Helicobacter pylori.
Para probar su teoría, Marshall y Warren realizaron un experimento en el que infectaron voluntariamente a uno de ellos con la bacteria H. pylori, y luego observaron cómo desarrollaba una úlcera. ¿Te imaginas infectarte a ti mismo de una enfermedad para comprobar tu teoría?
Este experimento proporcionó evidencia directa (y demasiado dolor a Barry Marshal) de la relación causal entre la infección con H. pylori y el desarrollo de úlceras.
Gracias a esta investigación, se comprendió mejor la causa de las úlceras y se desarrollaron tratamientos más eficaces para curarlas. De nuevo, esta historia muestra cómo la inferencia causal puede ser útil para entender y abordar problemas de salud.