Lee el texto completo con atención. Luego escribe. Escribe mucho y escribe diario. Cuando domines estas técnicas habrás desarrollado tu propio estilo y podrás desechar todo lo que leíste aquí y olvidarlo para siempre, si así lo deseas. Pero mientras tanto, pon atención.
Tu objetivo es comunicar
El objetivo de un artículo científico es comunicar tus resultados. Este objetivo lo debes tener en mente al definir todos los detalles, desde el resumen hasta las referencias.
En un mundo donde las redes sociales roban nuestra atención, nuestra capacidad de mantenerla se ha reducido de 12 segundos a 8 en los últimos años: menos que la de un pez.
También se ha reducido la capacidad de mantener una discusión pública extensa, que es justamente el elemento principal de un artículo: una pieza de conversación científica.
Piensa en los videos de Tiktok (sólo piensa, no te vayas a la aplicación). El primer segundo es muy llamativo porque la facilidad de pasar al siguiente video es muy alta. Es con esto contra lo que compites.
No podemos hacer que las demás personas dejen las redes sociales, pero si podemos diseñar nuestros textos pensando en el lector y optimizando la transmisión del conocimiento.
Por eso la primera y única regla de la escritura es que tengas claridad.
La regla de oro: claridad
La literatura sobre cómo escribir tiene tantas reglas que se vuelve abrumador. Pero al final del día sólo hay una regla que importa: tu texto debe ser claro.
Ser claro significa que tu lector debe entender lo que quieres decir. Más importante que eso: tu lector no debe mal-entender otra cosa que no quisiste decir.
A pesar de lo que muchos piensan, la (buena) escritura académica no tiene espacio para palabras rimbombantes y expresiones complejas. También aquí es preferible usar palabras sencillas y no andar por las ramas.
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