Casi todo el año los economistas somos los que asustamos a los demás hablando de recesiones y de temas que parecen difíciles y oscuros. Nos la pasamos en nuestro estudio con nuestras bolas de cristal sacando predicciones que no siempre se cumplen, pero logran poner la piel de gallina. Y aunque no lo creas, también nosotros nos asustamos. Aquí están las principales fuentes de susto para economistas.
Inflación
Parece inofensiva. Después de todo sólo es el aumento de precios, ¿no? Pero la inflación es capaz de destruir economías completas en poco tiempo. Por eso cuando en 2021 los precios comenzaron a aumentar, sonaron las alarmas en la FED y comenzaron a subir las tasas de interés alrededor del mundo.
En México, el Banco de México hizo lo propio y subió la tasa de interés de referencia, anticipando las subidas que ha hecho la FED. Se ha comentado mucho que es la razón por la que tuvimos un súper-peso, pues el diferencial de tasas se ha mantenido alto, volviendo al peso Mexicano muy atractivo para inversionistas internacionales.
La inflación está controlada de momento. Pero las últimas palabras que hay tanto de la FED y del Banco de México es que podría volver en cualquier momento. Por eso no podemos esperar que las tasas vuelvan a bajar en lo que resta del año. Estamos en suspenso, vigilando de cerca los indicadores y rogando porque ese monstruo no vuelva por nosotros.
Curva de rendimientos invertida
Hablando de suspenso, se dice que las mejores películas de terror logran atraparnos porque no se revela el monstruo, no sabemos lo que va a pasar. Así funciona la tasa de rendimientos.
La curva de rendimientos muestra el rendimiento que los bonos del tesoro dan por invertir en ellos a diferentes plazos. Normalmente, los bonos a largo plazo tienen mayores rendimientos que los de corto plazo. Pero en ocasiones esa curva se invierte y nos muestra los rendimientos a corto plazo con mayores rendimientos que los de largo plazo. Cuando esto pasa, asumimos que los inversionistas ven terror en el futuro y prevén una recesión.
Las recesiones son terribles. Hemos estado con premoniciones de recesión los últimos años. Y afortunadamente la recuperación después del COVID fue mucho más rápida de lo que imaginábamos, pero de vez en cuando la curva se invierte y todos mantenemos el aire, esperando que no sea una recesión lo que viene. Después de todo, se dice que la curva de rendimientos es el predictor perfecto de recesiones. Cada vez que se invierte por un periodo prolongado, significa que la recesión se acerca. ¿Sabes cómo está la curva de rendimientos en este momento?
Políticos demasiado populares
Los economistas y los políticos no solemos estar de acuerdo en muchas cosas. A los políticos no les gusta que les digamos que no se vale imprimir más dinero para resolver los problemas de la economía. A los economistas no nos gusta que los políticos hagan promesas sin pensar en cómo se van a financiar.
Y es que muchas veces las soluciones populares puede acabar generando peores resultados a largo plazo. Si en Argentina dolarizan la economía podrían tener un problema de inflación aún mayor que el que tienen ahora (y bien sabemos que puede ser peor). En Turquía, el presidente Erdogan se rehusó por mucho tiempo a subir las tasas de interés, empeñado en que las tasas altas generan más inflación y que los economistas sólo deseamos que les vaya mal.
La popularidad de un presidente puede ser útil para tomar decisiones difíciles, pero generalmente la política no funciona así. Por eso siempre que llega un gobernante demasiado popular, necesitamos cuidarnos. No vaya a ser que suelte las otras calamidades.
Burbujas
Cuando algo suena demasiado bueno para ser verdad, es por que no es verdad. La crisis subprime se generó porque muchas personas pensaron que podían comprar cuatro casas, rentar las otras tres y pagar la cuarta con sus rentas. Los bancos daban créditos a todo quien lo pedía y parecía que el dinero no dejaría de fluir. Pero en Economía, no hay lonche gratis. Todo se paga tarde o temprano.
Lo peor es que los humanos estamos llenos de sesgos cognitivos que hacen que nos emocionemos mucho cuando las demás personas también lo hacen. Si vemos que el vecino se está comprando terrenos en Yucatán, pensamos que no podemos perdernos esa oportunidad.
¿Realmente es una gran oportunidad o es una burbuja? No sabemos. Sabemos que el ritmo al que crece la ciudad es menor que el que se construyen casas. Sabemos que hay el potencial para una burbuja, pero no hay forma de estar certeros de que algo es una burbuja hasta que revienta. Más suspenso.